La lujuria consumió nuestra esencia,
por un instante
ya no eramos dos.
He comenzado a volar
al punto de percibir
como la sangre recorre mi organismo.
Nuestros cuerpos fusionados
cobran vigor,
enloquecen,
ya el juicio no nos concierne,
es un loco frenesí el que gobierna nuestras mentes.
Mi cuerpo tiembla...
Se estremece...
alucinado llega al éxtasis.
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